LUIS MIGUEL PÉREZ ADÁN
Volvemos a tratar en nuestra sección -como lo vamos haciendo cada agosto desde hace tres años- historias, relatos, fotografías y documentos referidos al hundimiento del trasatlántico italiano ‘Sirio’ en Cabo de Palos.

El ‘Sirio’, en una imagen tomada durante su hundimiento.
Esta vez nos introduciremos en el escabroso caso de la desaparición del contenido de la caja de valores que iba a bordo aquella fatídica tarde del 4 de agosto de 1906.
Dentro de esta tragedia en donde se entrelazan todo tipo de acciones buenas y malas, emerge de las profundidades esta historia, como una de las posibles causas del enigmático naufragio: la conspiración del robo del contenido de la caja de valores del barco.
Mucho valor debería tener esta caja de caudales como para provocar un naufragio y la muerte de cientos de personas. Esta hipótesis del saqueo del barco como causa de su embarrancamiento en el Bajo de Fuera, junto a las Islas Hormigas, está sustentada en los siguientes datos que aportamos en esta crónica.
Por lo que se conoce, la caja fuerte del barco no solo albergaba la valija oficial junto a los enseres más preciados de sus pasajeros, por ejemplo. Entre ellos iban los de la famosa tiple española Lola Millanes, que según el registro de depósito figuraban de su propiedad cinco mantones de Manila, valorados en 5.000 pesetas, otras 2.000 pesetas en billetes y 3.000 en alhajas.
Además, también se dijo por entonces que dicha caja encerraba una gruesa suma de dinero en metálico, unos 27.000 francos, pertenecientes al cónsul austriaco en Río de Janeiro, Leopoldo Politzer.
Joyas de arzobispos
Otros objetos de valor introducidos en este arca antes de la salida del buque desde el puerto de Génova son un gran número de pliegos declarados con destino a Brasil, así como gran cantidad de dinero y joyas pertenecientes a los arzobispos de Sao Paulo y de Pará, José de Camargo y José Marcondes, respectivamente, recogidos en Italia para las misiones en el Amazonas.
El valor exacto del contenido de aquella caja debió ser mucho mayor de lo habitual, algo que no pasó desapercibido para varios miembros de la tripulación, que conociendo la combinación para abrirla, pudieran estar interesados en que ocurriera algo para aprovechar la ocasión.
En el propio comportamiento de algunos tripulantes en el momento del naufragio, como en los siguientes acontecimientos producidos en el ‘Sirio’, explicarían una serie de actitudes fuera de toda lógica: no atender a la seguridad y salvamento del pasaje, desprenderse de sus uniformes, desaparecer de la cubierta, y no figurar en ninguna lista posterior ni como fallecidos ni como supervivientes.
Pero volvamos al relato de los hechos. Pasan varios meses del hundimiento, en concreto nos situamos el 8 de octubre de 1906, con el vapor italiano totalmente hundido a 70 metros de profundidad, la compañía que hace el salvamento de los efectos del buque tiene un principal objetivo: la recuperación de la caja fuerte.
Desde el vapor ‘Salvios’ varios buzos italianos y españoles se sumergen en busca del tesoro. Incluso desciende con ellos el director técnico de la compañía de salvamento Sociedad de Rescates Ancora, Antonio Serra. Los trabajos son difíciles y de extrema peligrosidad, pero el caudal merece la pena. Tras varias inmersiones, localizan la caja, que se encuentra intacta en el mismo lugar donde siempre estuvo en el barco. Las dificultades para su extracción son enormes, incluso se produce el fallecimiento de un buzo italiano en estas labores.
Finalmente es elevada a la cubierta del ‘Salvios’; ante dicho director, el abogado de la compañía; Leopoldo Dietzoch, toda la tripulación, así como la del laúd ‘Purísima Concepción’ y su patrón. Emilio Torrado, se procedió a abrir la caja, valiéndose de fuertes cinceles.
La caja no presentaba ninguna señal de violencia, estaba en perfecto estado, con sus dos cerraduras intactas. La tensión del momento se incrementa conforme los cinceles hacen su trabajo y, cuando por fin se logra abrirla, en su interior no hay absolutamente nada.
Los rescatadores no salen de su asombro. La apertura de la caja ha causado gran sensación y la noticia es conocida por todo el mundo en poco tiempo. Nadie sabe nada. Las autoridades inician unas averiguaciones, pero sin éxito alguno.
Dónde está el contenido, quién abrió la caja conociendo y teniendo acceso a las llaves, cuándo se hizo y cómo pudieron desembarcar con todo este material sin ser vistos son preguntas que quedaron sin respuesta.
Fue quizás algo improvisado en el momento o responde todo a un propósito preconcebido incluyendo un embarrancamiento premeditado. Es posible que el plan de los ladrones incluyera su recogida por otra embarcación de las muchas que se acercaron en los primeros momentos al casco del ‘Sirio’, mientras otras se dedicaban a salvar náufragos.
Son cuestiones que forman ya parte de esta leyenda, la del ‘Sirio’, un correo italiano que iba para América. Naufragó un cuatro de agosto frente al faro de las Islas Hormigas.
Fuente/ Autor : LUIS MIGUEL PÉREZ ADÁN HISTORIADOR Y DOCUMENTALISTA 30 julio 2016
http://www.laverdad.es/murcia/cartagena/201607/30/desaparicion-contenido-caja-valores-20160730003339-v.html
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