Cuando Nerón era emperador de Roma, entre los años 54 y 68 del siglo I después de Cristo, un barco mercante romano de unos 30 metros de eslora y 9 de manga zarpaba del puerto de Gades, la antigua Cádiz. Transportaba unas 2.500 ánforas, cada una cargadas con unos 40 litros de «garum», una salsa de especias y pescado, y «a ambos lados de su quilla se dispusieron numerosos lingotes de plomo», de unos 64 kilos cada uno.

Fuente: https://www.lavozdegalicia.es/noticia/somosmar/2023/08/25/impresionante-recreacion-ultimo-viaje-navio-romano-2000-anos/00031692987613944240291.htm

Navegó por el Mediterráneo, siguiendo la línea de costa, probablemente con destino a Roma. A la altura de Ebusus, la actual Ibiza, «una gran tormenta sorprendió al navío» y viró hacia tierra, tratando de refugiarse en Villajoyosa (Alicante). «De pronto, una inmensa ola viró el navío, otra lo golpeó por estribor» y acabó en el fondo del Mediterráneo.

Allí, a un kilómetro de Villajoyosa y a unos 25 metros de profundidad, yació durante casi 2.000 años un carguero de madera que con el paso de los años acabó cubierto de arena. Hasta 1999, cuando dos buceadores aficionados, José Bou y Antoine Ferrer, localizaron el que está considerado el pecio más grande y mejor conservado del Mediterráneo. Toda una joya arqueológica, desde entonces continúa siendo investigada y que puede verse en inmersiones submarinas organizadas. El pecio ha sido bautizado como Bou Ferrer, combinando los primeros apellidos de sus descubridores.

Con colaboración del Vila Museu, el museo de Villajoyosa, y por el Proyecto Arqueológico Pecio Bou Ferrer, la empresa 3D Stoa, de documentación, análisis y difusión del patrimonio y la arqueología con informática gráfica, ha realizado una recreación virtual del último viaje del navío romano. Sorprendente, didáctica y divulgadora, el audiovisual es toda una experiencia que sorprende y deleita a los muchos miles de personas que ya han disfrutado de él.