Una campaña subacuática confirma la «riqueza arqueológica excepcional» de la bahía que, a pesar de las profanaciones sufridas durante años, aún atesora vestigios submarinos de todas las épocas históricas desde que en el siglo VIII a. de C comenzara a ser empleado como fondeadero natural por los fenicios.

Una ruta submarina permitirá ahora a los amantes del buceo contemplar en las profundidades de este litoral los hallazgos, que también serán reproducidos en 3D
«Hace 25 años, cuando buceábamos, era increíble las piezas que había allí y todas las que han desaparecido». Así describe uno de los colaboradores de la campaña de arqueología submarina en el Portitxol de Xàbia que acaba de efectuarse ahora el constante expolio que han sufrido los fondos de esta bahía que durante dos milenios se constituyó en uno de los más señalados puertos naturales del litoral valenciano. Y aún así, lo que aún queda en esas aguas es mucho: entre otros hallazgos, esa campaña ha aportado casi cuarenta anclas «de todas las épocas históricas», desde la era fenicia hace 2.800 años hasta la de la navegación moderna.
Hay tanto, que los propios expertos que han participado en los trabajos tildan la cuantía de los hallazgos, así como su valor histórico, «de impresionante y excepcional»; agregan que «no habíamos visto otro yacimiento submarino igual». Hay tanto, que lo que se propone ahora realizar Xàbia es una ruta subacuática en el Portixol con varios circuitos para que amantes del buceo puedan comprobar tanto tesoro, guiados por un ruta experto y con información sobre las características históricas de lo que van a descubrir.
Y lo que podrán descubrir ha sido presentado este viernes en el Museo Soler Blasco en una comparecencia en la que han estado el alcalde de Xàbia, José Chulvi; el arqueólogo municipal, Joaquim Bolufer; los también arqueólogos Jordi Blázquez y Alejandro Pérez, artífices de la campaña junto a Carles Monfort; colaboradores de las incursiones submarinas como Roberto García; y dos representantes del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS), Ángel Montero y Antonio García.
La colaboración de este último organismo de la Guardia Civil ha sido y será vital para evitar los expolios, porque ahora han comenzado a documentar en sus archivos todos los vestigios hallados y su localización exacta en los fondos marinos. En este sentido, el brigada jefe del GEAS, Antonio García, explicó que sólo se han sacado a la superficie aquellas piezas que podrían ser objeto de expolio por su rareza, su tamaño de pequeñas dimensiones o su valor en el mercado como un cepo de plomo romano que fue salvado precisamente con la ayuda de los buzos de la Guardia Civil y que formaban parte de los vestigios que este martes se han podido contemplar en el museo; pero el resto se mantienen bajo el agua, allí donde han estado durante siglos. Que es su verdadero hábitat, donde deben estar.
Por su parte, Jordi Bláquez y Alejandro Pérez hicieron un repaso cronológico de las áncoras que forman parte del yacimiento: las más antiguas son de época prerromana: se han documentado tres líticas, esto es, de piedra; también hay anclas datadas la República y del Imperio de Roma; de origen andalusí, en especial dos con los brazos hacia arriba de la que apenas existen otros ejemplos en España; y de origen medieval y moderno que fueron usadas por galeones, fragatas y hasta barcos de línea.
También se ha hallado gran cantidad de cerámica. El vestigio estrella en este caso es un plato de origen griego, del siglo IV antes de Cristo.

Intensa actividad comercial
Todo ello atesora la importancia de la bahía de Portixol, entre el Cap Negre y el Cap Prim, que fue utilizada como un fondeadero natural desde el siglo VIII antes de Cristo, según subrayó por su parte Bolufer. Esta dársena natural poseía un notable trasiego comercial ya que sirvió para exportar e importar mercancías a todo el valle a través del Camí de Cabanes, «con el que tuvo una conexión directa».
La propia Illa del Portixol estuvo vinculada al puerto con diferentes asentamientos que actuaban como refuerzo comercial de su actividad. Bolufer señaló que allí se ha encontrado material arqueológico de época fenicia y especialmente romana, hasta principios del siglo VI; después se abandonó, pero volvió a ser ocupada en la era islámica y así siguió durante los siglos siguientes. La excavación de esa isla, que es desde 2018 es Bien de Interés Cultural (BIC), todavía queda como asignatura pendiente.
Reproducción en 3D

Los arqueólogos subrayaron que una actuación complementaria a la ruta subacuática será la de reproducir algunas de las anclas, cepos, lastres o ánforas que duermen bajo las aguas de esa bahía en 3D para que aquellos que no sean aficionados al buceo también puedan contemplar en el propio museo los vestigios que a pesar de tantas profanaciones sigue custodiando la bahía.
Toda esta historia es un ejemplo de lo importante que es preservar este emporio histórico, que ha estado muy amenazado: Bolufer recordó que la Guardia Civil ya requisó en una fecha tan lejana como 1983 un pecio de un barco que alojaba ánforas africanas.
En esa misma línea ahondó el alcalde. Chulvi dijo que «el museo muestra no sólo nuestro pasado sino cómo debemos proyectarnos hacia el futuro conservando nuestro patrimonio medioambiental y también histórico».
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